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El seguro de auto en Chile: cómo elegir la mejor cobertura sin pagar de más

En las calles de Santiago, Concepción o Valparaíso, cada conductor chileno enfrenta el mismo dilema: ¿cómo proteger su vehículo sin que el seguro se convierta en otro gasto mensual insostenible? Mientras las aseguradoras despliegan ofertas tentadoras con descuentos y coberturas ampliadas, los conductores navegan entre la necesidad de protección y la realidad de sus bolsillos.

La elección de un seguro automotriz va más allá de cumplir con la ley. Se trata de entender qué cubre realmente cada póliza y cómo se adapta a las particularidades de nuestro territorio. Desde los embotellamientos capitalinos hasta los caminos rurales del sur, cada ruta exige consideraciones distintas.

Uno de los aspectos más subestimados por los chilenos al contratar un seguro es la valorización del vehículo. Muchos pagan primas basadas en valores comerciales inflados, sin considerar la depreciación real de su automóvil. Las aseguradoras suelen utilizar tablas de valores que no siempre reflejan el mercado real, especialmente para vehículos con más de cinco años de antigüedad.

Las coberturas adicionales representan otro campo minado. ¿Vale la pena pagar por protección contra granizo en regiones donde nunca ha caído? ¿O por asistencia en viajes si solo se usa el auto para trayectos urbanos? Estos 'extras' pueden incrementar la prima hasta en un 30% sin aportar beneficios reales para el usuario específico.

El deducible es quizás el concepto más manipulado por las aseguradoras. Mientras ofrecen primas bajísimas, esconden deducibles exorbitantes que dejan al asegurado pagando gran parte de los siniestros menores. Un choque trasero que cuesta $300.000 reparar podría terminar costándole $250.000 al conductor si su deducible es de ese monto.

La digitalización del sector asegurador ha traído tanto oportunidades como riesgos. Por un lado, permite comparar precios y coberturas en minutos desde el celular. Por otro, facilita que las aseguradoras recopilen datos de conducción que luego usan para ajustar primas individualmente, no siempre en beneficio del cliente.

Los conductores jóvenes enfrentan las primas más altas del mercado, pagando hasta tres veces más que un conductor experimentado por la misma cobertura. Esta discriminación por edad tiene poco sustento estadístico actualizado, considerando los avances en tecnología vehicular y sistemas de seguridad.

El mercado de seguros usados crece silenciosamente en plataformas digitales. Chilenos que cambian de vehículo transfieren sus pólizas con descuentos acumulados, generando un mercado paralelo que las aseguradoras prefieren ignorar pero que puede significar ahorros de hasta 40% para el comprador.

La regulación chilena avanza lentamente hacia una mayor transparencia. La nueva ley de portabilidad financiera permitirá pronto cambiar de aseguradora sin perder antigüedad y descuentos por no siniestros, un derecho que los consumidores esperan desde hace años.

Los seguros por kilómetro recorrido comienzan a asomarse como alternativa para quienes usan poco su vehículo. Esta modalidad, ya popular en Europa, podría revolucionar el mercado local al ofrecer primas justas basadas en el uso real rather than estimaciones generalizadas.

La elección final siempre dependerá de un análisis honesto de las necesidades reales versus los temores infundados. Un seguro adecuado no es el más barato ni el más caro, sino el que mejor equilibra cobertura necesaria y precio justo para cada conductor chileno.

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