En los últimos años, los fenómenos climáticos extremos se han vuelto más frecuentes y severos, afectando sectores económicos en todo el mundo. Chile, con su diversidad geográfica y climática, no es la excepción. Quizás uno de los sectores menos obvios pero muy perjudicados por estos cambios es el de los seguros automotrices. Este artículo busca desentrañar cómo el cambio climático está influyendo en las pólizas que contratan los propietarios de vehículos en el país.
El cambio climático ha traído consigo un aumento en la frecuencia e intensidad de fenómenos como lluvias torrenciales, granizadas y sequías prolongadas. En regiones como el norte de Chile, donde las precipitaciones pueden ser esporádicas pero intensas, los riesgos de accidentes automovilísticos por fenómenos como riadas aumentan significativamente. Las aseguradoras se han tenido que adaptar a esta nueva realidad, ajustando sus tarifas para cubrir posibles aumentos en los siniestros.
Por otro lado, en el sur del país, donde las nevadas y heladas son más comunes, se han observado también cambios en las primas de seguro. Las condiciones extremas dificultan la conducción, elevando la probabilidad de accidentes. Las carreteras escarchadas y las visibilidades reducidas por las nevadas obligan a las aseguradoras a prever un mayor número de incidentes en sus cálculos de riesgo. Esto se traduce en un incremento en los costos de las pólizas para los conductores de estas regiones.
No solo los fenómenos naturales tienen un impacto directo en los seguros; el cambio climático también genera efectos indirectos que afectan la industria. El creciente uso de tecnologías avanzadas para medir y predecir condiciones climáticas exige inversiones importantes en equipos y software por parte de las compañías aseguradoras, costos que eventualmente se reflejarán total o parcialmente en los precios de las primas.
Además, el cambio en los patrones climáticos incentiva a las aseguradoras a desarrollar nuevas coberturas que antes no eran necesarias. Por ejemplo, algunas empresas han comenzado a incluir cláusulas específicas para cubrir daños por granizo, que se ha vuelto más común y destructivo en ciertas áreas. Otros han optado por ofrecer descuentos a conductores que tomen medidas proactivas contra el mal tiempo, como instalar neumáticos para nieve o utilizar garajes cubiertos.
Es importante también considerar el papel de la regulación. Las autoridades chilenas están cada vez más conscientes de la necesidad de vincular la regulación de los seguros con el cambio climático. Esto implica revisar las normativas de las aseguradoras para garantizar que sean capaces de enfrentar estos desafíos sin comprometer su solvencia. La Superintendencia de Valores y Seguros, por ejemplo, está en conversaciones para evaluar la creación de normativas que fomenten la resiliencia frente a los fenómenos climáticos extremos.
En conclusión, los altos costos derivados de los riesgos del cambio climático han empezado a reflejarse en el bolsillo de los conductores chilenos. Las aseguradoras, adaptándose a la nueva realidad, han revisado sus estructuras de precios y servicios. Aunque estas medidas buscan proteger la viabilidad de las empresas, también plantean un desafío para los consumidores, quienes deben evaluar cuidadosamente las opciones disponibles para encontrar una cobertura que se ajuste a sus necesidades y presupuesto.
Como consumidores, los propietarios de vehículos en Chile deben mantenerse informados sobre cómo estos fenómenos climáticos afectan sus segundas grandes inversiones después de la vivienda. La educación sobre cómo enfrentar y mitigar estos riesgos será clave para poder navegar en un mundo donde el clima es cada vez más impredecible.
Cómo el cambio climático impacta el precio de los seguros automotrices en Chile
