Cómo la movilidad eléctrica está transformando los seguros automotrices en Chile

Cómo la movilidad eléctrica está transformando los seguros automotrices en Chile
La industria automotriz chilena ha experimentado una revolución silenciosa en los últimos años con la llegada de los vehículos eléctricos (VE). Aunque inicialmente escasos, su presencia en las calles de Santiago y otras ciudades va en aumento. Los cambios están tocando múltiples aspectos de la vida cotidiana, desde la infraestructura de carga hasta los seguros de automóviles, un ámbito que enfrenta nuevos retos y oportunidades.

El salto a la movilidad eléctrica exige que las compañías de seguros reconsideren sus enfoques tradicionales. A diferencia de los vehículos de combustión interna, que cuentan con más de un siglo de datos y estadísticas para respaldar sus pólizas, los VE son una nueva variable en el cálculo de riesgos. Factores como el costo de las baterías, las reparaciones y la variabilidad del mercado de repuestos eléctricos introducen incertidumbres que requieren ser analizadas con diligencia.

A pesar de estos desafíos, la transición también presenta oportunidades prometedoras para el sector. Los analistas han observado que los conductores de VE tienden a ser más conscientes de su entorno, promoviendo prácticas de conducción más seguras. Estas características no solo inciden en la frecuencia de accidentes, sino también en la severidad de los mismos, permitiendo a las aseguradoras diseñar productos más competitivos y ajustados al perfil del usuario eléctrico.

Las aseguradoras también están aprovechando el avance tecnológico que acompaña a los vehículos eléctricos. Herramientas como el big data y la telemetría proporcionan información en tiempo real del comportamiento del conductor, lo que permite personalizar las pólizas con una precisión sin precedentes. Esto redunda, además, en beneficios para el asegurado, que puede ajustar sus primas en función de su manera de conducir.

Sin embargo, no todo es un camino de rosas en esta transición. La infraestructura para cargas eléctricas sigue siendo insuficiente, afectando el pleno desarrollo del mercado. Pocos son los responsables políticos que parecen tener conciencia plena de esta variable crítica, que podría ralentizar el despegue de los VE y, por consiguiente, el mercado asegurador asociado.

A pesar de los desafíos, iniciativas como la creada por el gobierno chileno para fomentar la movilidad sostenible están ganando adeptos. La incorporación de incentivos tributarios y la instalación de más estaciones de carga son ejemplos de cómo se puede estimular un cambio de paradigma hacia un futuro más verde y moderno.

Más allá de las fronteras chilenas, la experiencia internacional también ofrece una perspectiva enriquecedora. En países como Noruega y Francia, donde la adopción de vehículos eléctricos está significativamente más avanzada, las empresas de seguros han adaptado rápidamente sus modelos de negocio, ayudadas por un ecosistema favorable de políticas públicas.

El camino hacia la electrificación del parque vehicular está pavimentado con desafíos y oportunidades. Las aseguradoras en Chile, conscientes del cambio que se avecina, están poco a poco asumiendo su papel como actores proactivos en la nueva era de movilidad limpia. Para los consumidores, esto significa no solo una renovación del parque vehicular, sino también un acceso a opciones de seguro más justas y personalizadas.

En definitiva, mientras el motor de combustión va lentamente apagándose en beneficio de la energía eléctrica, es crucial que todos los jugadores del mercado permanezcan atentos a los cambios. Solo así, podrán transformarlos en motores de crecimiento y satisfacción para los usuarios del presente y del futuro.

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