En la última década, el modo en que consumimos televisión ha cambiado radicalmente, impulsado en gran parte por los avances tecnológicos y la diversificación de la oferta de contenido. En Chile, este fenómeno no es una excepción, con una creciente oferta de servicios que van desde la televisión por cable hasta plataformas de streaming en línea.
Desde sus inicios, la televisión por cable se posicionó como una mejora frente a la televisión abierta. Empresas como Movistar, Claro, Entel, entre otras, se convirtieron en los proveedores líderes de estos servicios, ofreciendo una variedad de canales que abarcaban desde noticias locales hasta deportes internacionales y películas. Sin embargo, la llegada de las plataformas en streaming ha desafiado este modelo tradicional.
El auge de las plataformas como Netflix, Amazon Prime y la más reciente incursión de HBO Max ha cambiado las reglas del juego. Estas empresas ofrecen una gran cantidad de contenido bajo demanda, lo que permite a los usuarios elegir qué ver y cuándo hacerlo. Esta flexibilidad ha llevado a que muchos consumidores reevalúen su suscripción al cable.
Las empresas tradicionales, no obstante, no se han quedado de brazos cruzados. Movistar, por ejemplo, ha lanzado su oferta de contenido en línea con Movistar Play, ofreciendo desde series y películas hasta programación en vivo. Claro también ha reforzado su servicio de Claro Video, mejorando la experiencia del usuario con contenido exclusivo y producciones locales.
El resultado de esta competencia es una situación beneficiosa para los usuarios, quienes ahora tienen acceso a un abanico más amplio de opciones. Además, este cambio ha generado un efecto cascada en la producción de contenido, con un impulso por crear productos audiovisuales de mayor calidad y con temáticas más variadas.
Cabe preguntarse hacia dónde se dirige el futuro del consumo televisivo en Chile. Con la llegada del 5G, se espera una mayor integración entre internet y televisión, posibilitando experiencias más interactivas y personalizadas. Herramientas como la realidad aumentada y la inteligencia artificial podrían jugar un papel crucial en la forma en que interactuamos con el contenido.
Paralelamente, servicios como WOM TV están explorando nuevas formas de combinar el entretenimiento con las interacciones sociales, buscando captar así a la audiencia más joven, que demanda más que simplemente ver televisión, quiere sentir que es parte de una comunidad.
Por último, no podemos olvidar el impacto económico de estos cambios. La industria de la televisión ha tenido que adaptarse, reformulando sus estrategias de negocio para seguir siendo rentables en un entorno cada vez más digital y menos dependiente de la publicidad tradicional.
En conclusión, la televisión en Chile está atravesando una metamorfosis fascinante. Este nuevo panorama ofrece desafíos, pero también oportunidades infinitas para los actores de la industria y, sobre todo, para los espectadores, quienes por fin son dueños de su propia experiencia televisiva.
La evolución de la televisión en Chile: del cable a la transmisión en línea
